Qué no te lleve a engaño el título, de momento me decanto por lo tradicional a la hora de emparejar a las personas: el encanto de la ilusión, la gracia del ir poco a poco, esas frases hechas: «conozco a alguien que te encantaría», «una persona me ha dicho que le gustas». Pero, tal y como está el patio, léase sociedad, estoy empezando a pensar en la idea de un encuentro temático con este asunto.

Un amigo mío me dijo hace poco, «somos la generación de la adaptabilidad, o te adaptas, o te quedas fuera Sonia». Y tiene toda la razón, en los últimos años todo ha cambiado a una velocidad extrema, no te da tiempo a saborear nada en ningún ámbito de la vida: la moda, la comida, las canciones que ahora son temas, los trabajos, la manera de consumir, es que pides algo por Amazon y te llega a las pocas horas… ¡Ay espera!, que aquí no pasa esto, que estamos en Andorra, bueno da igual, tú ya me entiendes.

Y las relaciones están cambiando igual, mis abuelos eran primos lejanos, mis padres se conocían de toda la vida, yo misma conocí a mi marido en el trabajo. Pero ahora, si quieres conocer a alguien miras una pantalla y tienes unas décimas de segundo para decidir si te interesa o no, una locura porque seguro que, por ir tan rápido, nos hemos perdido historias de amor preciosas.

Volviendo a Andorrita Tinder, el caso que no me pareció muy adecuada la propuesta porque es demasiado directo y evidente, pero claro, en Andorra, si quieres ligar no es muy fácil, y si tienes cierta edad pues solo puedo decirte que mucho ánimo.

La dificultad viene por varias cuestiones, la primera por dimensión, Andorra es un país cosmopolita pero no te engañes, en este asunto del ligoteo, es un pueblo. Por eso, hay que ampliar kilómetros, incluir La Seu y todo Alt Urgell si hace falta. Lo segundo, por popularidad, me refiero que aquí es relativamente fácil conocernos y, por tanto, es posible que con toda tu buena intención tengas un perfil en Tinder y te encuentres al vecino, al compañero, a tu expareja… y esa parte de tu vida privada, deje de serlo.

No nos pongamos trágicos, que la esperanza es lo último que se pierde, y yo, con mi método A.D.A, que te conté en un artículo anterior, visualizo un encuentro con personas que quieren conectar, tener nuevas ilusiones, quizás un amor para toda la vida o una persona con la que quedar de vez en cuando. Todo esto, sería en un ambiente relajado, agradable, nada intrusivo, ni mucho menos vulgar, podemos hacer un juego de citas rápidas para romper el hielo, alguna dinámica más, irnos luego a cenar, terminar bailando. Y me imagino, que algunos se sonreirán tímidamente, encontrarán cosas en común, quedarán después del encuentro, y tras dos cines y un par de conciertos, como dijo Mecano en su canción, comienzan a salir, y un buen día, yo recibiría una invitación en un sobre precioso que dice Nos casamos.

Me está quedando tan bonito el encuentro en mi imaginación, que lo mismo me lanzo y, atendiendo a los “andorritas in love”, les preparo el encuentro Cupido más bonito de todo Andorra. Y si no comienzan a salir, porque no van al cine, ni al concierto, al menos habremos pasado un encuentro estupendo, esto es el segundo punto del método A.D.A.: el desapego.

De momento, mientras yo deshojo la margarita, te aconsejaría que te unieras a los encuentros, porque las personas que asisten son súper interesantes, con talento, y mira, quizás no soy imparcial, yo los veo a todos guapos o al menos tienen ese no sé qué, que se yo.

En el último encuentro, participaron personas de Italia, Irlanda, Venezuela, Holanda, Argentina, Brasil, Rusia, Francia, España y también de Andorra. Es decir, que tenemos casi categoría de la ONU, imagínate las conversaciones que surgen con tantas vivencias diferentes.

Vienen emprendedores, comunicadores, empresarios, artistas, autónomos, youtubers, trabajadores por cuenta ajena, disruptores, inversionistas, escritores, crypto-bros, rentistas, y un largo etc. Y los hay que acuden en pareja, en grupo, con amigos, o solos. Todo vale y todo está bien.

Lo que es común, lo que no falla, lo que se supera encuentro tras encuentro, es la acogida que hay entre las personas que asisten, las ganas de integrarse, de charlar, de conocer al otro, de interesarse sinceramente. En un mundo donde vivimos lo rápido, lo fácil, el clic, el me gusta, los encuentros de Andorrita son la resistencia, son el disfrute de conectar, de charlar tranquilos, de estar relajados en un ambiente agradable.

Me despido hoy pensando que quizás haya surgido alguna historia de amor o pasión en algún encuentro, aunque sea por estadística, porque después de conectar a más de 250 personas, alguna flechita Cupido habrá lanzado.

Sí te puedo decir que yo he recibido en cada encuentro un montón de flechas, no las lanza Cupido, pero van igual de directas al corazón, y es que este proyecto me da tanta abundancia, recibo tanto cariño y me siento tan bien creándolo que yo ya he hecho “match”.

 I love Andorrita

Puedes encontrarme en: hola@andorrita.com www.andorrita.com